Los ataques aéreos de las fuerzas armadas de Israel derrumbaron mezquitas en las que los fieles estaban presentes.
Al menos dos hospitales y dos centros dirigidos por la Media Luna Roja Palestina han sido alcanzados.
También fueron afectadas dos escuelas dirigidas por la agencia de la ONU que ayuda a los refugiados palestinos.
A lo largo de los años, los aviones de combate y la artillería israelí han atacado objetivos en Gaza de manera frecuente como parte del prolongado conflicto entre los palestinos e Israel.
Pero desde el primer día de esta nueva guerra, los residentes de Gaza y las autoridades sanitarias han dicho que los ataques han alcanzado indiscriminadamente algunas estructuras que en el pasado no eran blancos habituales, como escuelas, hospitales y mezquitas.
Los gazatíes afirman que se han emitido pocas advertencias antes de los ataques, y familias enteras han muerto en sus casas, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Los ataques se producen como parte de la respuesta de Israel al ataque del sábado, cuando cientos de hombres palestinos armados cruzaron la frontera de Israel con Gaza, matando a más de 1000 personas y tomando unos 150 rehenes, entre ellos niños y ancianos.
El lunes, el ministro de Defensa israelí anunció un “sitio total” de Gaza, diciendo que no se permitiría la entrada de “electricidad, alimentos, agua ni combustible”.
Israel ha dicho que sus ataques tienen como objetivo todos los lugares relacionados con Hamás, el grupo armado palestino que controla la Franja de Gaza, lo que incluye las viviendas de sus integrantes.
Las autoridades israelíes creen que las personas vinculadas a Hamás se esconden en casas, escuelas y hospitales.
Los miembros de Hamás son palestinos de Gaza, por lo que viven entre la comunidad.
Pero los ataques israelíes han conmocionado a los palestinos.
Israel ha emitido advertencias generales para que la gente abandone ciertos barrios o poblados, pero ha reconocido que no son tan extensas o detalladas como en el pasado.
Los residentes dijeron que han recibido pocas advertencias específicas y que, de todos modos, no tienen adónde ir.
“Lo que están haciendo no debería estar permitido”, dijo una mujer, de 25 años, que huyó al Hospital al-Shifa con su bebé de una semana después de que un ataque aéreo cayera cerca de su casa en el norte de Gaza, a poca distancia de la frontera con Israel.
La mujer no quiso dar su nombre completo.
Durante tres días, ella y 19 integrantes de su familia se refugiaron en un pasillo de una parte del hospital que estaba en obras.
Se les unieron cientos de personas que huyeron de los ataques y durmieron en los pasillos o en los patios exteriores.
El martes, los aviones de guerra israelíes continuaron atacando Gaza, haciendo que algunos edificios quedaran reducidos a escombros.
Según las autoridades palestinas, para el martes, 900 personas habían muerto y unos 168 edificios habían sido afectados del martes al sábado, cuando comenzaron los ataques, entre ellos siete hospitales y 48 escuelas.
Al menos 4500 palestinos habían resultado heridos para el martes, según el Ministerio de Salud de Gaza.
No se sabe cuántas de las víctimas formaban parte de los combatientes palestinos que ejecutaron el ataque del sábado.
Volker Türk, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, advirtió el martes que un sitio total de Gaza empeoraría la “ya grave” situación humanitaria en el territorio costero, además de perjudicar la capacidad de los hospitales para atender al creciente número de heridos.
El sistema médico y la infraestructura de Gaza han sido atacados por la aviación israelí, según informó el lunes el Ministerio de Salud del territorio, mientras cientos de heridos llenan los quirófanos y las unidades de cuidados intensivos de los hospitales.
Al menos cinco trabajadores médicos han muerto, según el ministerio.
Los intensos bombardeos israelíes han hecho que la circulación por las calles sea peligrosa y las ambulancias han tenido dificultades para transportar a los muertos y heridos.
En su lugar, la gente ha recurrido a vehículos prestados, tuk-tuks o motocicletas.
El Ministerio de Salud dijo que al menos nueve ambulancias habían sido atacadas desde el sábado.
Gaza, un pequeño territorio densamente poblado donde viven más de dos millones de personas, lleva 16 años sometido a un severo bloqueo impuesto por Israel y Egipto, que limita lo que puede entrar, incluidos medicamentos y equipos médicos.
“Los hospitales de Gaza están en una situación muy crítica como consecuencia de este asedio opresivo, y eso genera gran escasez de medicamentos, herramientas médicas y de combustible”, declaró Ashraf al-Qidra, portavoz del Ministerio de Salud de Gaza, refiriéndose a los nuevos bombardeos.
“Todo el mundo tiene que asumir su responsabilidad para salvar el trabajo médico en Gaza”.
Cuando habían transcurrido tres días del inicio de la guerra con Gaza, los mandos militares israelíes empezaron a hablar de un “cambio de paradigma” en sus ataques aéreos.
“Esto no se parece a nada de lo que tuvimos en el pasado, y tenemos que utilizar un lenguaje diferente y una terminología distinta en relación con nuestras actividades de asalto en Gaza”, dijo Daniel Hagari, portavoz militar israelí, en una sesión informativa el martes.
“Esto no es como los ataques anteriores”.
El servicio telefónico y de internet sufrieron interrupciones en muchas zonas de Gaza el lunes, después de que un ataque israelí alcanzara el edificio que alberga la Compañía Palestina de Telecomunicaciones en el centro de la ciudad.
La agencia humanitaria de la ONU dijo que los ataques aéreos israelíes han dañado los servicios de agua, saneamiento e higiene, afectando a más de 400.000 personas en Gaza.
Y, tras días de ataques, barrios enteros ya no lucen igual que hace un par de días.
En el lujoso barrio de Al-Rimal, en la ciudad de Gaza, donde el ejército israelí dijo el martes que había realizado sus principales ataques aéreos durante la noche, los edificios estaban tan dañados que los escombros de unos se mezclaban con los de otros.
Miles de personas huyeron de Al-Rimal, pero muchas no tienen adónde ir; Gaza carece de refugios antiaéreos y quienes acudieron a las casas de sus familiares a menudo se encontraron con que ellos también huían.
Otra mujer, de 38 años, estaba en el depósito de cadáveres del hospital el martes, esperando junto con otros familiares para llevarse los cuerpos de su sobrina y sus dos hijas pequeñas para poder enterrarlas.
Dijo que las tres murieron el lunes cuando un ataque aéreo alcanzó su casa y quedaron bajo los escombros.
“No hubo aviso”, dijo, con los ojos inyectados en sangre e hinchados por el llanto.
“Si les hubieran advertido, habrían salido de la casa”.
No dio su nombre completo.
El teniente coronel Richard Hecht, de las Fuerzas de Defensa israelíes, dijo que la fuerza aérea estaba demasiado sobrecargada como para activar los ataques de advertencia ―conocidos como “golpes de azotea”― que ha efectuado en anteriores conflictos en Gaza con el fin de animar a los civiles palestinos a abandonar una zona antes de que sea alcanzada por misiles más grandes.
También afirmó que Israel les estaba diciendo a los gazatíes que se alejaran de las zonas que serían blanco de los ataques y les aconsejaba que salieran por el paso fronterizo de Rafah con Egipto.
Sin embargo, el ejército israelí bombardeó ese cruce el martes, bloqueándolo.
“Pedimos que alguien nos proteja; pedimos que al menos nos avisen antes y después del ataque para que podamos asegurarnos de salir a salvo”, dijo la mujer de 25 años.
Su familia tuvo que esperar a que llegara una ambulancia para llevarlos al sur, a la ciudad de Gaza.
Pero incluso lejos de la frontera, los ataques israelíes seguían llegando en las cercanías.
“Del miedo, los niños no pueden dormir”, dijo.
“Intentamos calmarlos. Les decimos: ‘No tengan miedo, Dios está con nosotros’”.
Raja Abdulrahim es corresponsal en el Medio Oriente radicado en Jerusalén y cubre el Levante.
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