El Pacto Mundial nació de la mano del ex secretario general de la ONU Kofi Annan, iniciativa cuya adhesión es voluntaria. El proyecto en España cuenta con más de 2.000 adhesiones desde grandes firmas hasta pymes y se comprometen a cumplir e implementar en sus negocios los Diez Principios del Pacto Mundial, divididos en cuatro grandes áreas: derechos humanos, normas laborales, medio ambiente y lucha contra la corrupción; y, además, a contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). «Cada vez hay menos postureo», asegura en la directora ejecutiva del Pacto en España, Cristina Sánchez. No obstante y a pesar del empeño de la iniciativa privada en la consecución de los ODS, Sánchez echa de menos alguna que otra iniciativa que cuide nuestros mares y océanos.
-¿Qué valoración hace del cumplimiento de la Agenda 2030.
-En el sector privado hay un altísimo conocimiento de esta agenda. En torno a un 86% de las empresas españolas la conoce y tiene un alto número de acciones vinculadas o alineadas con algunos de los ODS. A nivel gubernamental también se han hecho muchos avances en políticas públicas intentando aplicar esa visión 2030. Pero no se está avanzando a la velocidad necesaria y ese es el problema, porque no llegamos a esa consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hay regiones del planeta, incluso, donde no se ha avanzado, sino que se ha retrocedido. Hay que recordar que hemos tenido tres crisis: climática, covid-19 y guerra en Ucrania que han complicado la consecución de estas metas.
¿Estas crisis nos han hecho reforzar la cooperación o ese sentimiento de alianza para cumplir?
-Totalmente. No tenemos datos objetivos, pero creo que uno de los aprendizajes que hemos sacado todos, sobre todo y especialmente de la pandemia, fue esa necesidad de trabajar en conjunto, de trabajar en alianza. Hay ciertos problemas que no se pueden resolver solos, estamos totalmente abocados a trabajar en grupo qué ocurre y hay ciertas vulnerabilidades como las cadenas de suministros, la dependencia energética. Ante todo esto, necesitamos respuestas y soluciones que vengan de muchos puntos de vista y de muchos grupos de interés.
-Decía que vamos lentos en el cumplimiento de la Agenda 2030, ¿llegaremos a final de década con los deberes hechos?
-En algunos ODS, sí, especialmente en España o en la Unión Europea. En el marco de España sí que hay un avance significativo y hay datos optimistas que nos dicen que en el 2030 podemos llegar a cumplir con muchos: como el uno, el tres, el cuatro, el cinco, el seis y el 11 no te vale. Sin embargo, las tres crisis que te decía han provocado un retroceso en el resto. En el sector privado se ha avanzado bastante en términos de igualdad, pero hay que seguir trabajando porque hay un techo de cristal enorme, por ejemplo.
-¿Hay plan B?
-¿Hay planeta B? Hay que ser realistas. Siempre me hacen la pregunta de si va a conseguir la agenda 2030 y es muy obvio que hay ciertos indicadores que no se van a cubrir. Yo creo que en estos primeros ocho años se ha avanzado y hemos sufrido muchos acontecimientos que nos han ralentizado. Ahora, el mensaje del Secretario General de Naciones Unidas es que tenemos que ser mucho más ambiciosos y mucho más rápidos en esa puesta en marcha. Además, el escenario político, económico, social, medioambiental cambia mucho de 15 años a otro. Cuando lleguemos a ese 2030, tendremos que valorar dónde se ha avanzado, dónde no y empezar otra vez a trabajar en conjunto.
-Representan en España a casi 2000 entidades. ¿Qué papel juegan las alianzas internacionales en el cumplimiento de estos objetivos?
-Trabajamos en fijar un marco común que al final es lo que es la Agenda 2030 y nosotros como organización internacional, no sólo trabajamos en esta, también lo hacemos en los diez principios en diferentes áreas. Una de las demandas que hacía al sector empresarial, era esa homogeneización o ese lenguaje común que ayude a las empresas a fijar esos objetivos cuantificables y con un límite de tiempo que al final es lo que les estamos recomendando a las empresas para avanzar más rápido.
-En esas casi 2000 entidades hay desde grandes a pequeñas y medianas empresas y cada una de un sector diferente. Siempre hablamos de las grandes firmas que tienen mayores recursos para apoyar la sostenibilidad, pero esa tarea es más complicada para las pymes porque disponen de menos recursos…
-Sí, el mundo de la pyme es muy diverso. Se está avanzando de manera más lenta que desde la gran empresa, también porque la presión internacional del mercado no es la misma. En su caso, viene de esas grandes empresas, porque estas pymes forman parte de sus cadenas de suministro. De hecho, en la nueva directiva europea que llegará pronto se va a obligar a las empresas grandes europeas a tener un control sobre su cadena de suministro y eso va a afectar y va a, sobre todo, a las pymes que tendrán que acelerar su camino hacia la sostenibilidad. Hay una visión, a veces, muy paternalista hacia la pyme, con la que yo no estoy de acuerdo. Hay muchas empresas pequeñas y medianas, empresas familiares que están innovando muchísimo, que están haciendo verdaderos esfuerzos y lo tendríamos que valorar más porque el retorno no siempre es claro y sus recursos son menores. Tenemos muchas buenas prácticas en el sector empresarial dentro de la pyme en España. Yo creo que podemos estar muy orgullosos de los pasos que se están dando.
-Trabaja con ellos, ¿cuáles son los ODS que más se eligen?
-Hay pequeñas diferencias entre las grandes y las pymes, pero sin duda que el ODS 5 es el más elegido con diferencia. La igualdad de género se está trabajando tanto en las grandes empresas como en las pequeñas. Luego también está toda la parte climática y de descarbonización, especialmente, de la economía. En términos generales, ODS 5, el 13 y el 8 serían los más relevantes en general.
«Tenemos que dar más valor a lo que hacen las pymes en materia de sostenibilidad»
-¿Echa de menos alguno?
-Sí, de hecho sí. Hay uno que siempre lo hablamos, que es una pequeña anécdota, pero que me parece muy relevante porque creo que demuestra el desconocimiento que tenemos de la fragilidad de nuestra economía y de cómo dependemos, en este caso de los mares y océanos. El ODS 14 siempre está el último en los análisis en materia de sostenibilidad y es curioso porque España es un país cuya economía depende mucho de la salud de las costas y de los mares, del Mediterráneo y del mar Atlántico. Hay una conciencia medioambiental, pero creo que queda un poco rezagada y lo vemos en esos análisis que hacemos.
-España es uno de los países que más empresas o asociaciones tiene adherida a este Pacto Mundial, ¿el compromiso es real o es postureo?
-Quizá antes había más postureo, como dices. Siempre va a haber, digamos, empresas que esto lo ven desde un punto de vista más de marketing, más de comunicación y que efectivamente, como decía antes, no están dentro de su propia estrategia de negocio, pero cada vez son menos. Hay que recordar que también tienen mucha presión e intereses de legisladores, inversores, clientes y consumidores. Cada vez es más difícil para una empresa maquillar esa falta de estrategia en sostenibilidad. Además, los reportes que se tienen que hacer son muy complejos y es muy difícil maquillar, digamos, esas estrategias.
-¿Cuáles son las preocupaciones que te trasladan en las empresas en materia de sostenibilidad?
-Ahora mismo hay una preocupación importante sobre la gestión de la cadena de suministro. Luego también hay otra temática que es toda la parte de derechos humanos y empresas como la actividad de la empresa afecta a los derechos humanos más directos de empleados, pero también de esos proveedores y a esas largas cadenas de suministro.