El Madrid retiene el liderato con una gran remontada ante una correosa Real Sociedad (2-1)

Como en el resto de estadios, el Santiago Bernabéu guardó un sentido y emotivo minuto de silencio en homenaje a Pepe, y luego le ofreció un partidazo, alejado de esos ‘mamoneos’ que solían ponerle de los nervios en la antena de la Cope. José Domingo Castaño Solar tenía sangre blanquiazul del Deportivo, pero la otra mitad de su corazón también era blanca, a secas.

Entre sus infinitas virtudes, Pepe lograba engancharte a la radio, aunque detestases el deporte, como el Madrid te hace amar el fútbol, aunque no sepas si la pelota es redonda u ovalada. Escuchar a Pepe y ver un partido del Madrid era lo mejor del fin de semana. Y del resto de la semana.

Sobresalto local para empezar, como en Almería y Vigo, aunque allí el gol en contra fuese anulado por el VAR. En tres de los cinco partidos, el Madrid ha comenzado encajando un gol antes del minuto 5. Caraja inicial que obliga a los blancos a hacer de salmón e ir contracorriente demasiados minutos. Si, además, delante tiene uno de los equipos que mejor juega al fútbol en España, el esfuerzo adquiere una dimensión mayor. Y la épica.

Barrenetxea batió a Kepa en el minuto, en la primera de unas cuantas jugadas de Kubo para poner en bucle en las academias de fútbol. Arrancada por la derecha, balón cosido al pie, recorte hacia adentro y balón al hombre libre. Ayudó el agujero en el centro de la defensa blanca. Barrenetxea remató libre de marca hasta en dos ocasiones, ambas detenidas por Kepa, pero en el segundo intento su mano no fue suficiente para evitar que el balón sobrepasara la raya de la portería. Con Imanol en el banquillo, la Real ha empezado ganando cinco de los siete partidos que ha dirigido a los donostiarras en el Bernabéu

Cinco minutos después, Takefusa volvió a silenciar el Bernabéu, pero solo por un segundo. Jugada idéntica al 0-2, finalizada en esta ocasión con una rosquita al palo derecho de Kepa. Oyarzabal, en la trayectoria del balón y el fuera de juego, acarició el balón con la espalda invalidando el tanto del japonés.

Cada arrancada de Kubo por su banda era una película de terror para Fran García. Un cuchillo recién afilado sin piedad del canterano. En carrera, recordaba al mejor Messi. En seco, ya dentro del área, al mejor Butragueño. Así estuvo Merino a punto de hacer el segundo, tras detener el tiempo el nipón y ponerle el balón en la cabeza. Paradón de Kepa a un remate que le botó a un centímetro de su casa. Velocidad y pausa de Kubo, dos virtudes incalculables para un atacante. Está para que Florentino apriete el botón y lo recompre ahora en septiembre, mejor que en octubre.

Joselu, a la madera

El Madrid no se amilanó ante el vendaval donostiarra y le propuso un tú a tú a la Real, en colaboración con inocentes errores defensivos de los de Imanol. Uno de ellos provocó una doble ocasión que, primero, Joselu estrelló en el larguero, y luego, Rodrygo empaló de medio volea sin impactar del todo el balón. Bellingham, situado justo detrás del brasileño, se relamía. Era más para el inglés que para el brasileño.

Rodrygo la volvió a tener en un mano a mano finalizado con la izquierda y repelido con los puños de Remiro. También pidió penalti en una acción tierna de Tierney, al que superó con un amago más sotana en una incursión por la derecha. Luego se dejó caer cuando sintió un soplido del lateral escocés. El mini corrillo de Carvajal, Bellingham y Joselu a Soto Grado, camino de los vestuarios no estaba justificado

A los 44 segundos de la reanudación, Fran García se vengó de Kubo haciendo lo que mejor sabe. Línea recta hacia el área contraria y pase atrás para que Valverde sacara el acero de su pie y reventara la zona interior del palo derecho de Remiro. 1-1. Luego sesteó quince minutos, le regaló el balón a la Real e hizo lo que tantas veces ha hecho en su historia: levantar un marcador adverso. Remontada culminada con Fran García otra vez en la foto. Asistencia a Joselu y 2-1. Esta vez, balón al cielo y poderoso remate del ’14’. No eligió el ‘9’, pero le hubiera sentado de diez.

En su brillante autobiografía, ‘Hasta que se me acaben las palabras’, Pepe escribió que el día que se fuera de este mundo caería agua de manera torrencial. Fue un domingo más otoñal que veraniego, frío y lluvioso. Y con el centro de Madrid cortado por la disputa de la etapa final de la Vuelta a España. Ayer pasaron todas esas pequeñas cosas que no le gustaban a Pepe y que sacaban su lado de gruñón enternecedor que tanto nos hacía reír. Nada fue casualidad. Tampoco la victoria del Madrid. Cinco de cinco y una semana más líder.