El último mensaje de los fallecidos. Un buen colchón para gastos futuros o un regalo post mortem que alivia una pérdida. Las herencias se han entendido de esta manera tradicionalmente, pero puede que este concepto cambie. De hecho, puede que ya esté pasando sin que nos demos cuenta. Pese a que en nuestra sociedad predomine un perfil sociológico familiarista, donde está instaurado que el patrimonio de los padres debe pasar a sus hijos sin condiciones ni distinciones, ya ha surgido un nuevo enfoque individualista, donde la mitad de los españoles (57%) descarta que deba ahorrar con el fin de dejar una herencia cuantiosa a sus hijos.
Así lo detalla el proyecto ‘Herencias en la sociedad digital. La gestión familiar de las transferencias intergeneracionales y el patrimonio en la España del Siglo XXI’, un estudio financiado por la Beca Leonardo de la Fundación BBVA y pionero en plantear una perspectiva sociológica en los sistemas de herencias de la sociedad española.
Para abordar este análisis, se organizaron cuatro grupos de discusión en País Vasco, Madrid, Cataluña y Galicia, donde realizaron entrevistas en profundidad a más de mil personas. «Es la primera vez que se tienen datos cuantitativos sobre la gestión de las herencias gracias a una encuesta nacional de 1.127 personas mayores de 60 años», explica Luis Ayuso, catedrático de Sociología de la Universidad de Málaga.
La decisión de optar por este grupo de edad se basó en la deducción de que son personas que tiene «mayor probabilidad» de haber recibido una herencia, poder plantearse su gestión, así como esbozar qué hacer con su legado. Su objetivo era arrojar luz sobre la mentalidad de los testadores, preguntando y analizando aspectos de los que tradicionalmente no se suele hablar al relacionarse con el dinero y la muerte.
Con el paso de los años y la evolución de la sociedad tradicional a la moderna y actualmente a la digital, el individualismo ha ido en aumento. Ayuso indica que se ha observado un paulatino proceso de «nuclearización de la familia», donde las herencias tienden a girar sobre la pareja y los hijos, «a diferencia del pasado, donde estaban más presentes los hermanos, sobrinos o nietos». De hecho, el 88% piensa que la herencia debe ser sólo para los hijos y dos de cada cinco cree que deben demostrar que se la merecen, no sirven únicamente los lazos de sangre.
Poco a poco han ido ‘desapareciendo’ herederos, lo que ha provocado que los testadores se planteen más en profundidad qué hacer con su dinero y si merece la pena ‘sufrir en vida’ para que los descendientes vivan más acomodados.
Además, el aumento de la esperanza de vida -España es el país número uno en Europa- ha dado lugar a que los ciudadanos puedan tener necesidades de bienestar adicionales que costearse. «Al final nos encaminamos a que el gasto de la herencia sea para los testadores y no para los herederos, de ahí que el ‘ahorro’ sea una cuestión más individualista que comunitaria», detalla Ayuso.
Un modelo similar al del norte de Europa
De aquellos encuestados que optaban por no dejar herencia predominaban las generaciones más jóvenes y de mayor nivel de estudios, algo similar a lo que ya ocurre en países del centro y del norte de Europa. «Es muy probable que su modelo de herencia se asiente en España en los próximos años», vaticina el sociólogo, que explica que nos encaminamos a un entramado social donde predominarán los valores individualistas.
«Nos encaminamos a que la herencia sea para los testadores y no para los herederos»
Luis Ayuso
Catedrático de Sociología de la Universidad de Málaga
Por ahora, nuestro país se mantiene por su «estructura familiarista» y cuando esta cambie, no habrá vuelta atrás. «Se debilitará por la reducción del número de hermanos y, sobre todo, por la disminución de hijos, que dará lugar a que las siguientes generaciones tengan una red de apoyo más pobre. Eso sí es una cuestión que tendremos que abordar en el futuro».
El paso a las herencias en vida
Otra de las cuestiones sobre las que apenas había información previa es la opinión de los españoles sobre legar las herencias en vida o esperar a su fallecimiento. La investigación explica que es en esta cuestión donde existe un importante disenso y se encuentran opiniones diversas. Mayoritariamente, la sociedad española es partidaria de no dar nada hasta su fallecimiento (42%), aunque hay un grupo partidario de dar toda la herencia en vida (24%), solo una parte (19%), o ante situaciones sobrevenidas (10%). «Cuando la herencia se da en vida, más de la mitad argumenta que es para apoyar a los hijos en la emancipación, para ayudas económicas directas o incluso para ayudar a los nietos», detalla el sociólogo.
No obstante, de los encuestados, el 40% -que reunía a los que contaban con menos estudios y las generaciones más mayores- era más reacio al reparto en vida. «Son los que más les ha costado reunir un pequeño patrimonio, son más conscientes de lo que cuesta ganar dinero y por ello les cuesta más repartirlo mientras vive», dice Ayuso. También reniegan los que cuentan con mayor capital, porque son conocedores que el reparto de sus ingresos «podría provocar disputas familiares».
El testamento es un tabú
En el trabajo destacan que un 40% de los españoles nunca ha hablado del testamento a sus hijos, e incluso no ha redactado ningún testo acerca del reparto de la herencia. «Existe poca comunicación intrafamiliar con el tema porque entrelaza dos asuntos de las que nos gusta hablar, como es el dinero y la muerte». Cuestiones que el investigador apunta que en el futuro irán cambiando con el paso de las generaciones.