Mensaje de Navidad de Felipe VI
Tras facilitar la gobernabilidad en Espaa como va para obtener cesiones, ERC y Junts centran sus ataques en el Rey como smbolo del Estado y en el Poder Judicial
El Rey Felipe VI, junto al Poder Judicial, es hoy el principal blanco de los ataques del independentismo en su confrontacin con el Estado. El viraje en la estrategia parlamentaria de Junts per Catalunya al facilitar en noviembre la investidura de Pedro Snchez, emulando el camino iniciado por Esquerra Republicana hace cuatro aos aunque por vas separadas, ha provocado la caducidad de algunos discursos de los ltimos tiempos y el rechazo a la figura del Monarca es de los pocos refugios donde las fuerzas secesionistas son capaces de hallar el consenso.
Embarcado en una competicin interna de manera perenne, con el consecuente desgaste que ello implica, el independentismo siempre ha dado muestras de dependencia de un enemigo comn, es decir, los distintos poderes del Estado. Mientras las negociaciones con el PSOE no descarrilen, algo poco probable a corto plazo por necesidades mutuas, las antiguas diatribas de Junts contra el Gobierno seguirn convertidas en simples advertencias con alta dosis de escenificacin para la propia parroquia.
Con la nueva etapa abierta hace poco ms de un mes, las acusaciones de lawfare (uso de la Justicia con fines polticos) a algunos jueces combinan con los ataques al Rey como smbolo de la unidad nacional y la estabilidad institucional. Tanto ERC como JxCat aprovecharon ayer la ofrenda floral ante la tumba del ex presidente de la Generalitat Francesc Maci, en el 90 aniversario de su fallecimiento, para arremeter contra el Monarca. Los ataques al Jefe del Estado por el mensaje de Navidad pronunciado el da previo se remontaron al discurso del 3 de octubre de 2017, dos das despus del referndum ilegal convocado por Carles Puigdemont, en el que Felipe VI advirti a las autoridades autonmicas de las consecuencias de quebrar el orden constitucional.
Resonaban las palabras de aquella fecha en la que los pocos lazos que an tena la Monarqua con algunos catalanes se rompieron, dijo el jefe del Govern, Pere Aragons, que calific el mensaje navideo como una continuidad del 3-O y un discurso nacionalista espaol con el que la derecha y la extrema derecha se sienten muy cmodas.
Las palabras ms speras haban llegado a primera hora de la maana por parte de Junts. Su secretario general, Jordi Turull, recogi el llamamiento del Rey a evitar que se instale el germen de la discordia y lo acus de no tener legitimidad moral por haber fomentado la discordia hace seis aos.
Tres mesas de negociacin
Como tantas otras veces, la unanimidad en el discurso independentista es flor de un da. Las hojas de ruta de ERC y Junts siguen caminos separados. Ni en las negociaciones poselectorales con el PSOE ni en las que se han puesto en marcha una vez investido Snchez el soberanismo cataln ha acomodado sus distintos puntos de vista en una estrategia comn. El resultado de ello son dos mesas independientes entre partidos y una mesa bilateral de Gobiernos abierta ahora a otros actores, pero en la que Junts sigue declinando participar.
A pocos meses de las elecciones europeas, el partido de Puigdemont desconoce todava los efectos que tendr en las urnas haber pasado del no a todo durante casi cinco aos en las Cortes Generales a ser un actor ms en la mayora que, por ahora, permite la gobernabilidad en Espaa. Las encuestas ms recientes detectan una penalizacin tras su pacto con el PSOE. Tanto el CIS como el CEO (el ente demoscpico de la Generalitat) muestran una cada en el porcentaje de apoyos a los posconvergentes que, en el caso de unas elecciones autonmicas, podra dejar al independentismo sin la mayora absoluta en el Parlament.
La unin, al menos de puertas afuera, entre fuerzas polticas y entidades soberanistas forma parte de un tiempo pretrito. Ayer, el Consell de la Repblica que dirige Puigdemont propuso iniciar el ao con una cumbre para recuperar el espritu de colaboracin previo al 1-O. Su portavoz, Antoni Castell, apunt que cualquier proceso de negociacin requiere confrontacin. Hace dos meses, esta entidad parainstitucional creada por el ex president fue el vivo ejemplo de la disgregacin entre objetivos e intereses en el seno del independentismo. Mientras Junts avanzaba en su pacto con Snchez al dictado de Puigdemont, un 75% de los asociados que votaron en una consulta interna optaron por reclamar al partido de su lder y a Esquerra el bloqueo de la investidura, una peticin que cay en saco roto.
Tampoco est ya por la labor de reconstruir puentes la Asamblea Nacional Catalana (ANC), que a su enfrentamiento con ERC ha aadido a JxCat en la lista negra tras su acuerdo de nueva planta con los socialistas. No en vano, la entidad presidida por Dolors Feliu pretende articular una agrupacin de electores para competir en las prximas elecciones autonmicas.