Seguro que más de una vez has pensado que alguien de tu entorno había cambiado su forma de ser por culpa de una relación. Normalmente, se asocia a haber aprendido la lección y volverse más desconfiado para evitar ser heridos de nuevo, como si se tratase de un mecanismo de autodefensa. Ahora ya no es una simple percepción, la ciencia ha confirmado que estos cambios de personalidad por rupturas son reales.

Un estudio publicado recientemente en la ‘European Journal of Personality’ sugiere que los cambios en las relaciones, como casarse, tener un hijo o separarse, están asociados a los cambios de la personalidad y la satisfacción vital. 

Qué entendemos por personalidad

Los investigadores definen la personalidad como «patrones amplios de pensamientos, sentimientos y comportamientos» estables. Aunque no son fáciles de cambiar, a media que los individuos maduran o experimentan distintos acontecimientos vitales, pueden alterar sus rasgos de personalidad.

En este proceso de experimentación es donde los cambios de la relación juegan un papel crucial para explicar el cambio de personalidad, pese a que existen perfiles más propensos al cambio que otros. Los rasgos en los que se centra el estudio son: apertura a nuevas experiencias, estabilidad emocional, introversión/extroversión, conciencia y amabilidad.

La investigación se centra en seis acontecimientos vitales importantes asociados con las relaciones: entrada en una nueva relación, matrimonio, nacimiento de un hijo, separación, divorcio y viudedad. Dentro de estos ámbitos, se diferencian aquellos acontecimientos relacionados con la ganancia (nacimiento de un hijo o inicio de una relación) y la pérdida (divorcio o viudedad).

Los hijos nos hacen más introvertidos

Cuando empezamos una nueva relación, nuestra personalidad experimenta un mayor cambio. Los resultados muestran que aumenta nuestra satisfacción vital y adquirimos una mayor concienciación. Aunque los efectos en el estudio fueron menores, el matrimonio también se asocia con un aumento de la satisfacción vital y la introversión, algo que también se relaciona con el nacimiento de un hijo.

La separación aumenta la satisfacción vital

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Curiosamente, la separación se asocia con un aumento de la satisfacción vital, mientras que el divorcio muestra una disminución de esta satisfacción, pero un aumento de la concienciación.

Una de las conclusiones más importantes del estudio es que se puede decir que los cambios basados en ganancias están más asociados a alteraciones de rasgos de la personalidad que los basados en pérdidas. Sin embargo, los investigadores apuntan que posiblemente los cambios de personalidad asociados a ganancias se pueden ver a corto plazo, y los asociados a pérdidas se desarrollan a largo plazo.